Córdoba, 25 de junio de 2025 – Con motivo del Día Mundial del Vitíligo, personal investigador del grupo de Enfermedades Inflamatorias Cutáneas Inmunomediadas del IMIBIC y del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía (HURS), en estrecha colaboración con el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, identifican una alteración inmunitaria significativa incluso en la piel aparentemente sana de los pacientes con vitíligo. Este descubrimiento plantea un cambio de paradigma en la comprensión de esta enfermedad autoinmune y abre nuevas oportunidades terapéuticas dirigidas a prevenir su progresión.
“Nuestro estudio demuestra que en las zonas con pigmentación aparentemente normal ya se detecta una respuesta inmunitaria alterada, lo que podría explicar la reactivación o progresión de la enfermedad,” explica el Dr. Juan Ruano, investigador principal del grupo Enfermedades Inflamatorias Cutáneas Inmunomediadas del IMIBIC y responsable de ensayos clínicos en la UGC de Dermatología del HURS. “Esto cambia la forma de pensar el tratamiento: no basta con repigmentar; debemos también preservar las áreas de la piel que aún conservan su pigmentación.”
“Estos hallazgos no solo mejoran nuestra comprensión del vitíligo, sino que sientan las bases para desarrollar tratamientos preventivos o de mantenimiento más eficaces,” destaca la Dra. Emma Guttman-Yassky, coautora y directora de Dermatología en Mount Sinai.
Los resultados de este estudio pionero han sido publicados en “The Journal of Allergy and Clinical Immunologylos”.
El vitíligo es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario destruye los melanocitos, provocando manchas blancas en la piel. Aunque no es contagioso ni doloroso, puede afectar profundamente la calidad de vida, sobre todo si aparece en la infancia o en zonas visibles. Además, no suele venir solo, con frecuencia se asocia a otras enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto o la diabetes tipo 1, especialmente en personas jóvenes. También puede coexistir con alopevia areata, dermatitis atópica, lupus o anemia perniciosa. Por eso, al diagnosticar vitíligo, es clave valorar posibles comorbilidades y establecer un seguimiento médico integral desde el inicio.
Pese a afectar a aproximadamente el 1% de la población mundial, el vitíligo sigue siendo una enfermedad huérfana de tratamientos dirigidos aprobados, y frecuentemente minimizada en su impacto clínico y emocional. En Andalucía se estima que más de 85.000 personas viven con vitíligo, y en la provincia de Córdoba, en torno a 7.800.
El vitíligo conlleva una importante carga emocional, con tasas de ansiedad y depresión hasta tres veces superiores a las de la población general. Más del 35% de los pacientes presentan síntomas depresivos y hasta un 45% refieren ansiedad clínica significativa, especialmente en adolescentes y en quienes tienen lesiones visibles en rostro, manos o zonas íntimas. La falta de tratamientos curativos, el estigma social y la naturaleza impredecible de la enfermedad agravan el aislamiento, la baja autoestima y el riesgo de ideación suicida, particularmente en jóvenes expuestos a rechazo o acoso escolar.
“Las manchas en la piel son solo la punta del iceberg. El vitíligo afecta profundamente la identidad, la autoestima y el bienestar emocional de quienes lo padecen. Abordarlo requiere un enfoque médico integral que contemple salud mental, cribado de comorbilidades autoinmunes y estrategias de prevención a largo plazo,” subraya el Dr. Juan Ruano.
Este grupo de profesionales del IMIBIC y del HURS ha liderado en los últimos años más de 65 ensayos clínicos, participado en estudios multicéntricos internacionales y desarrollando líneas de investigación financiadas por entidades públicas como el Instituto de Salud Carlos III y la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.
Este compromiso sostenido con la excelencia científica impulsa el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas basadas en datos moleculares, que buscan mejorar la calidad de vida y el abordaje clínico de enfermedades dermatológicas complejas como el vitíligo.